El Padre Felipe Bello nació en Cabirmota, La Vega, República Dominicana, el 28 de agosto de 1928, hijo de Felipe Bello (fallecido) y Josefa de Jesús Almanzar. El padre Bello creció en una familia religiosa muy unida. Diez hermanos que se han caracterizado como hombres y mujeres de bien. Ellos son: Julio, Felipa Antonia, Domingo, Tomás (fallecido), Francisco (fallecido), Oscar, Carmen, Juanito, Antonio y Benito. El Padre Bello realizó sus primeros estudios en el colegio de Burende-La Vega, República Dominicana. Siendo muy joven ingresó al Seminario Menor de Santo Cerro en 1945; y luego continuó en el Seminario Santo Tomás de Aquino, donde completó sus estudios humanísticos (incluido el latín), para luego continuar con estudios filosóficos y teológicos. Fue ordenado Sacerdote en la Catedral de La Vega por Monseñor Octavio Antonio Berás el 8 de julio del año 1956, junto con el Padre Mauricio Vargas. Celebró su primera misa en el Santo Cerro, el día de San Buenaventura, 14 de julio del mismo año. Si quisiéramos describir algunos de los valores del Padre Bello, destacaríamos sin duda su sencillez, su humildad, su ser un hombre de oración y un trabajador constante.
Recién ordenado, fue nombrado Vicario de la Catedral junto al Padre Apolinar Suárez y
luego nombrado Párroco del Sagrado Corazón de Jesús de Sabaneta, La Vega, hasta 1966. Esta función fue
interrumpida por un año, para realizar estudios de Teología Pastoral en la Universidad de Santiago de
Chile (1964-65) Al regresar pasó un año más en Sabaneta y luego fue nombrado Párroco en la Catedral de
1969 a 1996. Cuando surgieron los conflictos con el Tirano Trujillo, el Padre Bello vivió y trabajó en
Sabaneta y se solidarizó con su Obispo. Criticó abiertamente al entonces Jefe de Estado, lo que le costó
persecución. Se utilizaron todos los medios para atacarlo, especialmente en Radio Caribe, donde la
legendaria Lamela Geler lo denotó con diversos epítetos, como el tiburón sabaneta, La bruja que va a
Haití a practicar vudú, el Ensotanado, El diablo a caballo. Naturalmente, el Padre Bello se hizo
conocido al punto que un día recibió la visita del propio General Trujillo, quien después de visitar y
dar su hipócrita pésame a la familia de Mirabal, a quienes había ordenado matar, se presentó en Sabaneta
con el Gobernador Cosme.
Como el Padre Bello vivía en una modesta casita, invitó a Trujillo a entrar a la iglesia y
allí se inició un diálogo entre ambos: “¿Qué te parece esta visita?”, “Y ese santo, ¿cómo se llama?”.
Refiriéndose a San Isidro y “¿Qué dice Radio Caribe de usted?”, “¿Qué opinión tiene de Monseñor Panal?”
“¿Era cierto que usted le negó una misa a Su Excelencia aquí presente?” El padre Bello le respondió con
la parsimonia y tranquilidad que lo caracterizaban; Le explicó que Mons. Panal fue un sacerdote muy
ejemplar, responsable, trabajador, serio y amante de la verdad. Y la última pregunta fue: “Dicen que
usted es enemigo de Su Excelencia”. A lo que el padre Bello respondió que, como sacerdote y cristiano,
no podía tener a nadie como enemigo, pero que sí debía ser coherente con los derechos humanos y la
defensa de la verdad. Entonces Trujillo le preguntó quién le había ayudado a construir la iglesia. El
tirano se molestó porque no había recibido ninguna solicitud de ayuda para esto y lo consideró un
desaire. Continuó preguntándole por su familia, cuántos hermanos tenía. Naturalmente, Trujillo lo sabía
muy bien porque sus secuaces ya se lo habían informado. Una semana después, los tres hermanos del padre
Bello que estaban en el Ejército y la Aviación fueron dados de baja. A partir de ahí se intensificó el
asedio al padre Bello y su familia. Paleros lo molestaba constantemente y todas las noches rodeaba la
casa. Muchos campesinos dormían en la iglesia y en el patio, cuidándola. El Padre Bello en sus 50 años
de vida sacerdotal desarrolló una vida apostólica muy intensa y libró muchas luchas a favor de los
campesinos. Lo interesante es que el Padre Bello conservó una actitud muy jovial y siempre con mucha
alegría y disponibilidad para el servicio y el trabajo. Podemos decir del Padre Bello que fue un hombre
de Dios y de los hombres: Un sacerdote ejemplar y un trabajador incansable. Es un motivo de orgullo para
nuestra Iglesia y en especial para nuestra Parroquia de Sabaneta. Por eso todas las generaciones,
incluso aquellas que no lo tratamos de cerca, lo estimamos y reconocemos su gran vocación de servicio y
dedicación.
Cuando el Padre Bello llegó a Sabaneta, inició sus trabajos antes de que Monseñor Panal
hiciera el decreto erigiendo la Parroquia en noviembre de 1956. Para entonces el templo parroquial no
existía y las celebraciones eucarísticas se celebraban en una pequeña capilla ubicada donde hoy se
encuentra la casa. Lino y Silvia, en Sabaneta, La Vega. La Parroquia de Sabaneta como tal fue creada el
25 de diciembre de 1956, e inmediatamente el Padre Bello inició un programa de actividades.
Formó un equipo para la construcción del templo parroquial. El primer nombramiento del Padre Bello en Sabaneta fue el de Vicario Auxiliar el 6 de enero de 1957. Para la construcción hubo voluntarios que cooperaron. El padre Bello asignó un sector a cada productor de tabaco. En principio, cada familia debía levantar un bloque y pagar una cuota de un peso mensual (RD$1,00). Todos se sumaron a la construcción; Algunos llevaban agua del río, otros llevaban materiales y otros proporcionaban comida. Había un caballo que servía para cargar materiales al que llamaban Parroquial. Monseñor Lara fue el maestro de obras. Doña Estela y Monseñor Abreu llevaban las cuentas de la construcción y don Vinicio Cruz era el Secretario. Un grupo de jóvenes se dedicaron a preparar veladas en diversos ámbitos para recaudar fondos y divertirse sanamente, Eduardo, Bélgica Cruz, Grecia Ángeles, Demencia Abreu, Abraham de La Cruz (Bura), Lucy Abreu, Dinorah Cruz, Carmen Castillo. Entre otras cosas, se destacó una comedia llamada “El compromiso de Francisca”, que provocó muchas risas entre los presentes. El padre Bello destacó desde el principio en su labor pastoral. Organizó un curso bíblico para los líderes, que se impartía todos los lunes. Para la Cuaresma hubo un retiro de tres días, y en el mes de mayo se realizaron cantos tradicionales a las flores todos los días y al finalizar se presentó una obra de teatro, Amandita fue la coordinadora. Se celebraba misa todos los días a las 8:00 horas y su secretario era su hermano Domingo Bello. Reunió a todos los jóvenes, salieron a cantar villancicos a las 4:00 p.m. Formó el coro con un grupo de jóvenes entre los que se destacaron: Los Ángeles, Delta Díaz, Ana Gómez, Ligia Holguín, Antonia Gómez, Natividad Ayala, María de los Ángeles, Leoncio Holguín (músico). Todos los cantos fueron en latín al igual que la misa.
Formó el grupo de apostolado de oración, del cual Eduardo Cruz era presidente. Instruyó a
un grupo de niños monaguillos, entre los que se encontraban: Javier Abreu, Roberto del Villar, Joselito
el de Quina, Berto Villar, Rafael Eduardo, Jesús María Galán (Chu), Fidel Cruz y Tomás Concepción. Como
una forma de animar al Padre. Bello les daba fiestas y los recompensaba con cinco centavos a cada uno.
Formó un grupo apostólico llamado Las Hijas de María, cuyo propósito era la oración y se reunían cada
primer sábado de cada mes. Un hombre de bien, espíritu de lucha y lleno de energía que inspira a seguir
hacia propósitos que beneficien a todos. Un hombre valiente preocupado por la juventud y darles
actividades saludables con las que puedan, además de disfrutar y hacer disfrutar a los demás, cumplir la
misión más saludable del hombre, ayudar a sus semejantes. Por este motivo, el nombre de nuestra
fundación no puede ser el mejor elegido y estamos orgullosos de ello.